miércoles, septiembre 14, 2005

Emulando al Dios del tenis

Mi contrincante tenía en el brazo la fuerza del mismo diablo. Su dureza era inversamente proporcional a su estatura. Con un metro cuarenta y cinco se podía llegar a decir que era muy duro. Yo devolvía bien las bolas, o eso creía. Las ajustaba a la línea. Casi todas fuera. Pero esta vez mi raqueta no tenía un gran agujero, en algo había cambiado. Yo estaba dando espectáculo. Llebaba una camiseta como la de Nadal, solo que de color sudor, llevaba unos pantalones como los de Nadal, solo que comprados en el mercado, llevaba unas zapatillas como las de Nadal, solo que éśtas no tenían suelas...

Íbamos 5-2 y 15-40, sacaba yo. El set era mío, ...sólo tenía que ganar 3 juegos y remontar este. Lanzo la bola al aire, todo se pone a cámara lenta, una paloma pasa volando tapando el sol. Cuando la bola alcanza su altura óptima la golpeo con gran potencia, bota dos veces antes de llegar a la red, y recuerdo entonces que debe botar primero en el otro campo. "Media!" dice el pequeño diablo al otro lado del campo de batalla. El siguiente saque es perfecto. El peloteo es duro: dejadas, globos, tiros cruzados. En una de las pasadas me llega una bola a la parte de trasera de la pista, voy corriendo hacia ella mientras pienso: "¿Se la devuelvo mirando para otro lado como haría Ronaldinho? ¿Le doy con la raqueta por debajo de las piernas? ¿O tiro volando la raqueta simulando que no llego para levantar al público de su asiento con mi espectacular golpe?. Entonces algo me saca de mis cavilaciones, es el señor Dolor, ese cabronazo que hacía tiempo que no me visitaba. Sé que me he roto, lo sé porque las cosas ya no pasan a cámara lenta y yo estoy tirado en el suelo retorciéndome como un gusano. Se oye un "Ooooh!" en la grada, luego gritos, alguien dice por el fondo: "Aaaaajaja, te gana un niño pequeñooo!".
Mi contrincante me pregunta por mi estado, evidentemente no estoy bien, pero yo soy un tipo duro. ¿Qué haría Rafa Nadal en este caso? O mejor aún, ¿qué haría Jesucristo?
Sí, eso haría. Me levanto y sigo andando hasta la línea. "Te toca sacar a tí", lo señalo con mi raqueta y simulo cortarme el cuello con ella. Sí, una vez más el hombre espectáculo había ganado, la gloria volvería a ser mía,
...aunque hubiera perdido de forma humillante el primer set.

Ahora estoy en mi casa convaleciente en el sofá, pero eso no lo sabe mi público, ninguno de ellos, ni el portero del Barnés y ni los tres gitanillos que buscaban a su colega. ¿La razón de todo esto? Pisé una maldita pelota.


1 Comentarios:

A las 1:19 a. m., Anonymous Anónimo que es un crack dijo...

Muy buenas niño!!
Ya se que me ha costado un poquillo, en realidad aún no tengo muy claro que voy a ponerte aquí,jeje, pero visto lo visto ya me estoy jugando el cuello (o puede que una cerveza) si no te escribo ná.
Sinceramente no me creo lo de tu pierna...eso de un accidente por perseguir una pelota de tenis jugando contra tu primo pequeño...suena a escusa mala,jeje, venga ya, TU PRIMO PEQUEÑO!!. Lo que pasa es que sabias que no podias competir conmigo y temias una paliza descomunal, jeje. Si no pasa nada...tampoco hay que llegar a esos extremos. Se que es duro reconocer mi superioridad,jeje, pero a veces es necesario asumir la realidad, :D.
No,enserio, que espero que te pongas bueno ya prontico y nos podamos jugar ese partido acordado, esta vez, espero que sin incidentes, solo muchas risas y puede que algún pique.
Un besico niño.
Sigue escribiendo, eres bueno, si señor.

 

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